aunque solo fuera por un tiempo. Necesitaba huir, e ir a Londres con mis amigos parecia la mejor opcion.
Llegue a casa y lo primero que hice fue encender el ordenador para ver si estaba Lisa conectada, pero no estaba asi que decidí irme a la cama
y dormir durante esos dos meses.
Lisa y yo viviamos lejos y solo nos habiamos visto una vez, la noche que nos conocimos. Desde ese momento, ella era una de las pocas personas
con las que hablaba, que al estar con ellas no pensaba que mi vida era una mierda. Por lo menos me hacia no pensar en los problemas, estaba
bastante cansado de pasarme semanas estudiando para no conseguir ni siquiera un 5, ademas de las tipicas discusiones de un adolescente con
sus padres.
Pensaba que en Londres encontraria esa libertad que creia necesitar, ademas de conocer una nueva ciudad y disfrutarla con los amigos. Todos
estabamos bastante excitados con la idea, queriamos llegar cuanto antes y salir por alli, conocer otra cultura, un horario muy diferente pese
a lo cerca que estaba, y como no, sus mujeres, algo con lo que mis amigos no dejaban de fantasear. yo a veces tambien me unia, pero no podia
dejar de pensar en Lisa.
Original chapter created by Unai, alias Alex.
Como ya le sucedió a Miguel de Cervantes, un tal Alonso Fernández de Avellaneda se adelantó a su continuación de la obra "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha". En esta ocasión es un tal Unai quien se anticipa a la descripción de los sentimientos verdaderos de Alex en "The one & the only chapter":
ResponderEliminar“The one & the only chapter” by Alex
La primera vez que vi a lisa, comprendí que su belleza desembocaría en el conformismo de los infelices. También supe que correr riesgos valía la pena con ella, pero aceptar el final de su esperanza, de lo bueno que quedaba en ella, fue excesivo y sigue siéndolo.
Yo a diferencia de lo que ella hubiese deseado en vida, entraré en pocos detalles. Recuerdo que dos años después de habernos visto en aquella primera vez, y surgida nuestra insuficiente amistad, hablé con ella. Su voz más ténue de lo habitual, trataba de impedirme saber lo que realmente le sucedía. Demasiado atento era yo como para no percibir la falta de vitalidad que acusaba su alma y que nunca fue rasgo característico de ella.
El momento en que a trompicones mis pupilas de despeñaban por las líneas del sms en que me pedía acompañarme a Londres, se crearon las posibilidades para enmendar mis fallidos intentos anteriores que tanto había esperado. Conocedor era yo, de las virtudes y defectos de Lisa, pero ¿Qué pierdes si nada intentas?
Probablemente insegura y desconcertada, y joven como ella era, no supo medir las consecuencias de acompañarme. Pero no negaré que aceptaría de nuevo su petición si tan solo fuese por verla otra vez vital y engreída, altiva y estúpida, era genial, su prepotencia me invadía cuando estaba con ella y por instantes podía sentirme a su altura.
A través de frases sencillas y tonterías en las que soy experto, traté de acercarme a ella, sabía que detrás de esas bromas había sentimientos, en ambos sentidos, pero era tan difícil hacerle entrar en razón.
Ahora que ya todo pasó, veo que ella creía que todo estaba fuera de control, que no valía la pena. Si hubiese habido más tiempo, juro que le hubiese enseñado las razones por las que no debía tener miedo, pobre niña desconfiada.
Cuando en nuestra agonía la vi marchar, con ella se iba un mendrugo de alma. No pido su compasión, pero ojalá que pronto yo marche también, porque hace tiempo ya que tengo ganas de verla.