Dime que no te has levantado un día con ganas de escapar, de
olvidarte de todo. Dime que no has pensado pillar el primer bus sin destino
conocido e irte lejos, muy lejos. A ver mundo, a descubrir todas esas cosas que
no sabías que te perdías. A perderte entre la enorme multitud de una ciudad o a
gritar en la cima de una montaña. A tumbarte hacia arriba y contemplar el
infinito y sus constelaciones. A no pensar en nada, a vivir. Dime que no lo has
hecho. Que no te has imaginado nunca libre desprendiéndote de un soplido de
todas tus preocupaciones y comeduras de cabeza. Dime que nunca has tenido el
valor de hacerlo. Que te da miedo no depender de algo, o de alguien. Que esto
es la vida real y no un cuento. ¿Y sabes que te digo yo? Que cada vida es una
historia, y que tú tienes que escribir la tuya.

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